Los términos «Traducción profesional» y «Traductor nativo» suelen ir ligados en el imaginario colectivo del mercado de las traducciones. Muchos son los clientes que, al solicitar un presupuesto, desean saber el nombre y los apellidos del profesional que tendrá entre manos sus documentos, tomando dichas señas como una garantía de la calidad final del trabajo.
Este avatar nos lleva a la siguiente cuestión: ¿Es esto así?¿Un traductor nativo es garantía de mejor traducción? O dicho de otra forma, ¿Un traductor no nativo no puede dar las mismas garantías?
La respuesta a esta pregunta no está en el quién, sino en el qué. Dicho de otra forma, no se trata necesariamente de donde haya nacido el profesional que llevará a cabo la traducción, hecho significativo, sin lugar a dudas. La cuestión está en el nivel de vida del idioma que el traductor posea. Para poder explicar mejor a qué nos referimos con esta expresión, pondremos un ejemplo:
Imaginemos que tenemos a dos traductores: uno (el nativo) ha nacido en Inglaterra y ha vivido toda su vida en dicho país. Es licenciado en traducción e interpretación con lengua «A» castellano y conoce el idioma y sus avatares, aunque no a un nivel de nativo español. Otro (el no nativo) ha nacido en España, estudió traducción e interpretación con idioma «A» inglés y decidió vivir en Inglaterra para perfeccionar su idioma, pasando una temporada de 4 años en dicho país. Tras dicho espacio de tiempo, ya no solo tiene un mayor nivel hablado, escrito y leído en inglés, sino que su mente piensa en inglés. Es como si dicho idioma formase parte de él ya. Vive el idioma.
¿A quién de los dos le encargarían ustedes la traducción?
El inglés nativo nos da la garantía de que ha estado viviendo ahí toda la vida, por tanto en principio podríamos aventurar que en «idioma destino» será totalmente correcto. Pero el no nativo, concretamente este no nativo, tiene un valor añadido: su «idioma origen» es mucho mejor. Eso hará la transición de uno a otro idioma más ágil, pues la comprensión inicial del texto origen es la base de la eficiencia en la traducción.
Como conclusión, debemos decir que no se trata tanto de si el profesional es o no es nativo, sino de cuanto vive ese idioma concreto en él/ella. En este sentido, traductores no nativos formados en la disciplina de traducción y que hayan complementado su formación con largas estancias en el extranjero ofrecen todas las garantías de éxito para cualquier encargo de traducción.
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