El nivel y la experiencia de un traductor son grandes aliados en la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, muchos son los traductores que se encuentran con grandes dificultades a la hora de traducir conceptos del mundo de la Ciencia, la Medicina y la Tecnología.
Un ejemplo clarificador sería el de los ingredientes de los alimentos: el traductor va haciendo: sémola de maíz, aceite vegetal, harina de trigo, aroma de queso, suero de leche en polvo… todo muy bien, hasta que de repente se encuentra con: edulcorantes E-153, E-164 y colorantes C-135 y C-156. ¿Cómo hacemos la traducción?
La tentación podría llevar a hacernos pensar que tan sólo traducir las palabras «edulcorantes» y «colorantes» para luego conservar los códigos que vemos sería suficiente, pero la pregunta que un traductor responsable se debe hacer antes de ceder a la solución fácil es la siguiente: ¿Esta notación es para un territorio o país concreto? ¿Se conserva en el país de destino de la traducción? Si mi traducción es a diversos idiomas, ¿Para todos los idiomas se sigue la misma nomenclatura, o cambia en función del país/cultura?
Sirva este ejemplo para ilustrar la labor de un buen traductor: en muchas ocasiones se trata, además de un traductor, de un investigador que, por responsabilidad, debe elaborar un glosario que en ocasiones va más allá de una búsqueda en diccionarios.
En KM Alarabi contarán siempre con la profesionalidad de todo un equipo dispuesto a abastecerles de traducciones simples y juradas, fieles y fidedignas, con el correspondiente trabajo de localización de la traducción, de ser necesario.
No dude en solicitar su presupuesto solicitado sin cargo, será un placer atender su necesidad.
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